FIGUERES.- Antoni Pitxot, director del Dalí Theatre and Museum en Figueres, y Montse Aguer, director del Centro para los Estudios Dalinianos, presentaron hoy la última adquisición de la fundación Dalí: un óleo titulado ‘Gala’. Esta pintura pudo haber sido el primer retrato de la esposa de Dalí y puede ser visto a partir de esta semana en un montaje diseñado especialmente para esta exposición por Pep Canaleta.
Cuando, en 1929, Dalí conoció a Gala Éluard, le provocó una fuerte impresión, tan intensa que desde ese momento él nunca más se separó de ella, hasta la muerte de Gala en Junio de 1982. Esposa y musa de Salvador Dalí, su nombre real era Elena Ivanovna Diakonova. Ella era una mujer misteriosa, transgresora, con un gran sentido de la intuición, y tenía también una capacidad de reconocer a genios creativos y artísticos, donde fuera que ella los viera, y a lo largo de toda su vida, incluso antes de conocer a Dalí, estaba relacionada con numerosos intelectuales y artistas. –Click en Leer Más para ver la imagen de la pintura!-
Salvador Dalí, Gala, 1931. óleo y collage sobre cartón, 13,9 x 9,2 cm. © Salvador Dalí, Fundación Gala-Salvador Dalí, Figueres, 2009.
En Abril de 1929, Salvador Dalí viajó a París para presentar el film que había realizado con Luis Buñuel, ‘Un chien andalou’ –Un Perro Andaluz-, y allí, Camille Goemans, poeta belga, lo introduce a Paul Éluard. Dalí invitó a Eluard a ir a Cadaqués durante el verano. Goemans y su acompañante, René Magritte y su esposa, Luis Buñuel, Paul Éluard y Gala, con su hija, Cécile, aceptaron la invitación.
Cuando el pintor conoció a Gala se enamoró instantáneamente. Escribió en “La vida secreta”: “Ella estaba destinada a convertirse en mi Gradiva (este nombre proviene del título de una novela de W. Jensen, cuyo personaje principal es Sigmund Freud; Gradiva es la heroína y cuida la psicología del protagonista), la primera en todo, mi victoria, mi esposa”.
El pintor realizó, empezando por un retrato fotográfico de Gala, un retrato detallado, con collage, lleno de detalles, empezando por el humo de un cigarrillo, en donde integra la iconografía de ese momento, varias veces repetido, sobre todo en las pinturas realizadas entre 1929 y 1931: la langosta, el pájaro, la figura del gran masturbador, las conchas, la ardilla, las hormigas... todas acompañan a Gala, con larga cabellera; Gala, la mujer ideal. Una Gala que nos observa, con una mirada clara. Un retrato delicadamente ejecutado, y debido a su pequeño tamaño, una pequeña joya.
Uno puede leer, en la parte inferior central, ‘pour oliveta Salvador Dalí 1931’. Oliveta, uno de los nombres con el cual Dalí llamaba a su musa: “Yo llamo a mi esposa: Gala, Galuchka, Gradiva (porque ella ha sido mi Gradiva); Oliva (por su cara ovalada y el color de su piel); Oliveta, diminutivo de oliva –olivo-; y sus delirados derivados: Oliueta, Oriueta, Buribeta, Buriueteta, Suliueta, Solibubuleta, Oliburibuleta, Ciueta, Liueta. También la llamo Lionette, porque ruge, cuando se enoja, como el león de la Metro-Goldwyn-Mayer”.
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