Los franceses tienden a ser conservadores, a pesar de que se niegan rotundamente a escuchar frases en contra de su revolución. Su actitud pareciera ser: Viva la Revolución – no provocó ningún cambio. No asombra que el Museo Carnavalet apunte a atraer muchedumbres a su nueva exposición, “Tesoros Escondidos de la Revolución Francesa”. El Museo Carnavalet es un palacio pintoresco en el corazón del distrito francés de La Marisma, el cual presenta la historia de París hasta la Belle Epoquè.
Contiene la más extensa colección de objetos pertenecientes a los días agitados entre la Toma de la Bastilla en 1789 y el final del Reinado del Terror en 1794. A partir de los 25.000 objetos, los organizadores escogieron 250, en su mayoría dibujos, impresiones y documentos demasiado delicados para estar permanentemente expuestos a la luz. Entre ellos, se pueden encontrar retratos de personajes líderes del drama histórico como Georges Danton en su camino a la guillotina.
Está también el propio Dr. Guillotin, quien, a pesar de no haber sido el inventor de la máquina asesina, fue decisivo en la legalización de la misma como una forma moderna de llevar a cabo las sentencias de muerte. Es su entusiasmo humanitario, Guillotin exclamó, demasiado risueño ante la Asamblea Nacional: “Con mi máquina, caballeros, apenas notarán que perdieron su cabeza!”. Los organizadores insisten en que, no obstante sus 16,000 víctimas, la revolución introdujo muchas cosas buenas. Ellos producen documentos para sostener aquel argumento: la Declaración de los Derechos humanos, la abolición de la esclavitud, la educación estatal y la asistencia pública a los necesitados.
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