En los últimos días se publicó una llamativa noticia en la revista ‘Analytical Chemistry’ acerca de una imagen redescubierta de Van Gogh, y ya ha ganado alcance mundial. Debajo de la superficie de una pintura del gran artista holandés hay otra imagen, realizada previamente y luego cubierta, retratando la cara de una mujer. ‘Grasgrond’ es la pintura que ha sido examinada con particular atención por investigadores de la Universidad de Delft, en Holanda, donde se dio el interesante descubrimiento: bajo un prado florido, entre todas las láminas de hierba de un campo descrito con rasgos vehementes, hay una cara oculta de una mujer en colores oscuros, típicos del primer período de pintura de Van Gogh (Zundert, 1853-Auvers-sur-Oise, 1890).
Joris Dik, el experto de la Universidad de Delft que lideró la investigación, explica que su equipo de profesionales llegó al resultado utilizando tecnologías de rayos-X, confirmando su sospecha, la cual ya había sido considerada por análisis previos, de la presencia de los contornos de una cabeza, cubierta por una segunda composición.
El canvas de 17.5x17.x, que pertenece al Museo Kröller-Müller de Otterlo, fue sometido por dos días al ‘synchrotron’, un acelerador especial de partículas que, gracias a su haz poderoso –pero no dañino- de energía, excita los átomos de los metales que cubren los pigmentos de los colores permitiendo inmortalizarlos.
Una vez que se trazó el mapa con la disposición de los metales contenidos en los pigmentos, los físicos usaron una computadora para reconstruir capa por capa los colores dispuestos en la tela. Se vio que los dos sujetos representados en la misma tela eran de diferentes naturalezas también desde el punto de vista químico: el prado ahora visible es principalmente de zinc, bario y azufre, mientras que la cara cubierta está compuesta por antimonio, principalmente encontrado en pigmentos amarillos, y mercurio, base de los pigmentos rojizos. Por esto, dicho procedimiento permitió distinguir las diferentes etapas del proceso de trabajo del artista. El retrato obviamente precede al campo que fue pintado en 1887 en París, la gran capital del arte y la modernidad, a donde había llegado sólo un año antes, en 1886. Fue allí en donde, previniendo de Holanda, él abandonó los colores oscuros y fríos de su tierra natal para descubrir una paleta brillante y animosa, fue allí en donde su trazo se tornó más refinado gracias a la experiencia, y la observación de los trabajos por los grandes artistas encontrados en museos, estando en contacto con el contexto fértil artístico de la gran metrópoli y enfrentando los expresivos caminos impresionistas. En Francia, Vincent inhaló el aire de la primavera, vio en las afueras y en los parques una naturaleza lozana y redescubrió sus tonalidades para reanimarlas con el fervor en sus pinturas de aquel período.
¿Podría ser que aquel Van Gogh estaba tan embriagado y embelesado por aquellos colores fascinantes que dejó a un lado e incluso quiso cubrir un retrato oscuro del período anterior holandés con un prado lozano? ¿O simplemente podría ser que su difícil situación económica no le permitió comprar nuevos y caros materiales, al punto que tuvo que reutilizar las viejas telas para pintar sobre su revés, o incluso cubrirlos con un tema diferente? Esta última hipótesis parece ser la más factible: en ese momento, de hecho, los materiales para los artistas, especialmente para los que pintaban mucho y utilizaban cantidades generosas de color como Van Gogh, eran realmente caros, en particular en una gran ciudad y en los estudios que frecuentaban los artistas sofisticados, a la búsqueda de los colores de primera calidad. Por otro lado, durante el período que Van Gogh estuvo en París, pagó un tributo a ‘Père Tanguy’, ya que el pintor cariñosamente llamó al propietario de una fábrica de pintura, Julienne François Tanguy, para su bondad y benévolo espíritu, que a menudo lo hacía comprar los cuadros de los artistas que de otra manera no podían obtener los materiales para pintar.
De todas maneras, no podemos dejar de lado la primera hipótesis, considerando que el conflictivo pintor tenía una obligación particular con sus pinturas, al punto de que mientras estaba vivo sólo vendió una pintura, pero en este caso decidió cubrir un antiguo retrato –quizás n boceto preparativo de los Comedores de Patatas- por el cual probablemente no se preocupó bastante por evitar cubrirlo con renovado entusiasmo. El tema escondido, ahora revelado, es el retrato de una campesina pintada en Nuenen, Holanda, entre 1883 y 1885: una cara marcada por rasgos fuertes y gruesos, marcada por los nervios y la resignación, utilizando el color de la tierra y trabajando debajo del sol, similar a otros retratos de ese período, dominado por una luz débil y los colores oscuros de la tierra flamenca y las minas.
Es también cierto que, de acuerdo a los expertos, no es el primer caso en el cual Van Gogh cambió de parecer escondiendo una pintura debajo de otra: incluso parece posible que al menos un tercio de sus trabajos esconden otro tema debajo de su ‘piel’. La pregunta acerca de qué fondo tenía este evento es ciertamente fascinante, pero por ahora podemos estar satisfechos que el precioso descubrimiento y por el hecho de haber aprendido otro pequeño secreto que nos acerca al lenguaje íntimo del intenso Van Gogh. Para más detalles sobre la investigación hacer click aquí.
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