Una colección de pinturas al óleo de Frida Kahlo, diarios y demás material de archivo que es el tema de un libro a ser publicado por el Princeton Architectural Press el 1 de Noviembre, fue denunciado por estudiosos de ser parte de una serie de falsificaciones. ‘Finding Frida Kahlo’ (Encontrando a Frida Kahlo) incluye reproducciones de pinturas, dibujos y letras a mano alzada, diarios, notas, baratijas y otras efemérides atribuidas a la artista. Todo esto pertenece a Carlos Noyola y Leticia Fernández, una pareja dueña de un local de antigüedades llamado ‘La Buhardilla Antiquarios’ en San Miguel de Allende, México. El editor lo describe como ‘un increíble archivo perdido de una de las artistas más reverenciadas del siglo XX... llena de deseos ardientes, furia y humor’.
De acuerdo a una entrevista acerca del venidero libro, y a correos electrónicos de Noyola a ‘The Art Newspaper’, la pareja adquirió los objetos incrementalmente entre 2004 y 2007 de un abogado que en su momento los había adquirido de un grabador quien, según se dice, los recibió directo de la artista. Noyola cuenta a The Art Newspaper que tiene más de 1200 objetos de Frida. No reveló cuánto pagó por ellos, pero dice: ‘Hemos adquirido la colección con la creencia y algún trabajo preliminar hecho para probar que de verdad es auténtico y así pagado en consecuencia’. Él declara que la colección no está en venta ni lo estará en el futuro.
La autora del libro de 256 páginas ilustradas es Barbara Levine, la antigua directora de exposiciones del Museo de Arte Moderno de San Francisco, quien opera una compañía de servicios curatoriales llamada Proyecto b. Ella incluyó como autor secundario a Stephen Jaycox de San Francisco, con quien había trabajado en muestras de archivos y bibliotecas.
En un correo electrónico a The Art Newspaper, Levine dijo que ella ‘no está trabajando para los Noyola y los Noyola no financiaron ninguna parte del libro’. Ella describe a ‘Finding Frida Kahlo’ como ‘mi encuentro personal con los materiales’, y dice que el estudio es ‘acerca de las pertenencias de un ícono, no desde el punto de vista de contar su historia o contribuir a su espacio en la historia del arte, sino desde una perspectiva de nuestra propia necesidad humana de acumular talismanes, mantener restos para el recuerdo, rastrear el tiempo y dejar una herencia’.
De ‘El Laberinto de Frida Kahlo: Muerte, Dolor y Ambivalencia’, por Jennifer Church y Daniel Friedman, publicado por el Centro de Investigación de Arte Mexicano (CIAM), Octubre de 2008
‘Si hubiese hecho un libro de historia del arte acerca de Kahlo o hubiera probado la autenticidad de la colección Noyola, hubiera sido apropiado de mi parte consultar con expertos en Frida Kahlo’, dice ella, agregando que el rechazo hacia la colección por parte de los expertos es entendible, porque ‘las falsificaciones en el arte son comunes y los descubrimientos históricos son difíciles de creer cuando ocurren fuera de un contexto institucional’. Ella agrega: ‘Tengo el mayor respeto y apreciación por las autoridades sobre Frida Kahlo y entiendo que debe de llevar años evaluar plenamente cada pieza de la colección Noyola con el fin de reconciliar totalmente la autenticidad, el hecho y la ficción’.
‘En mi opinión, los editores han sido víctimas de una gran broma pesada’, dice la marchante de arte (distribuidora en Latinoamérica con base en Nueva York) Mary-Anne Martin, quien ha comprado y vendido numerosos trabajos de Kahlo (1907-1954). ‘Los autores han construido todas estas cartas, poemas, dibujos y recetas, utilizando la biografía de Frida y sus letras publicadas como mapa-guía. Los dibujos están mal realizados, los escritos son infantiles, el contenido es crudo; los dibujos de anatomía parecen sacados de un libro de instrucciones de una carnicería. Las pinturas son ‘pastiches’, composiciones basadas en obras publicadas. La procedencia proporcionada es incomprobable y sin sentido. No hay nada que me gustaría más que descubrir un grupo de obras inéditas de Frida Kahlo, pero no hay manera en el mundo de que cualquiera de estas obras pueda ser aceptada en Sotheby, Christie’s, o mi galería. Estoy asombrada de que esto haya llegado a donde llegó’.
De acuerdo con la declaración del Princeton Architectural Press: ‘Estas dudas son exploradas directamente en el libro, incluyendo una larga entrevista con los dueños del local y de la colección, la familia Noyola, quienes creen, basados en análisis de un ingeniero químico y grafólogo, así como de entrevistas con miembros de la familia Kahlo y algunos de sus seguidores y estudiantes, que los materiales en estos casos son legítimos’.
El supuesto hallazgo ha sido conocido desde Diciembre de 2005, cuando una pintura de un ciervo con la cabeza de Frida (basado en un conocido trabajo de la artista) y cuatro otras presuntas pinturas de Kahlo fueron ‘descubiertas’ en México, y se dijo que estaban entre 283 otros objetos relacionados. Muchos historiadores de arte y coleccionistas mexicanos declararon que los trabajos son falsos: Raquel Tibol dijo a la prensa cuando esto ocurrió en Inglaterra, que quien haya realizado las falsificaciones, las haya vendido o a quien hayan pertenecido sería sujeto a procesamiento.
En Octubre de 2008, al rededor de 75 ítems de la colección Noyola fueron reproducidos en un catálogo publicado por el Centro de Investigación de Arte Mexicano (CIAM) en Guanajuato. El Laberinto de Frida Kahlo incluye un comentario de Jennifer Church, una profesora de filosofía en el Vassar College, y reportes que apoyan la autenticidad del material de Kahlo –pinturas, escritos, procedencia, etc-. Los análisis químicos fueron organizados por el marido de Church, Daniel Friedman, un ‘diagnóstico de construcción y elocuencia microscópica’ según su resumen, el cual no cataloga ningún estudio previo de las obras de arte. ‘Nuestro libro no incluye ninguna declaración de nuestra opinión acerca de la autenticidad de la colección; no somos expertos en arte’, la pareja escribió en un e-mail a The Art Newspaper. ‘Nuestra correspondencia con algunas de las autoridades fue muy frustrante’, agregaron, ‘en la medida en que ninguno de ellos citó ningún motivo específico en apoyo de su escepticismo, no podemos menos de preguntarnos si hay detrás conflictos de interés que previenen a estos expertos de en realidad mirar el material y exponer su propio razonamiento al escrutinio público’.
En Junio, el New York Times anunciará el descubrimiento de la poco conocida colección Noyola así como del venidero libro del Princeton Architectural Press.
Pero tempranamente este mes, en vísperas de la nueva publicación, un grupo de estudiosos líderes de Kahlo emitió una carta para la prensa de México y sus oficiales culturales, declarando que ‘todos los documentos y trabajos de la colección son falsos’. Tomando en cuenta que Kahlo fue nombrada Patrimonio Artístico de la Nación Mexicana, ellos apelan al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), y a los protectores de los derechos morales de Frida Kahlo ‘para ponerle fin a este tipo de fraudes y así aclarar la situación’.
La carta fue firmada por el coautor del catálogo de Kahlo, Salomon Grimberg; la marchante de arte latinoamericana y experta en Kahlo Mary-Anne Martin; Sandra Weisenthal; la historiadora de arte Irene Herner; el nieto de Diego Rivera, Pedro Diego Alvarado; la historiadora del arte, y antigua directora del Museo de Arte Moderno de México, Teresa del Conde; las dueñas de la Galería de Arte Mexicano Alejandra Reygadas de Yturbe y Mariana Pérez Amor; el estudioso e investigador de Kahlo, James Oles; y la biógrafa de Kahlo, Hayden Herrera.
Los expertos notan que los Noyola excluyeron a los expertos en la intervención para la aprobación de las obras. Levine, la autora del libro, escribe: ‘No soy una estudiosa de Kahlo; no tengo credenciales para soportar opiniones que puedo haber tenido acerca de la autenticidad o importancia del material... mi español es limitado’. Los Noyola dicen que ellos mostraron los trabajos a la nieta de Diego Rivera, Ruth Alvarado Rivera, quien ya no vive, y a los alumnos de Frida. ‘Además de todos los contactos que conocemos, Arturo García Bustos y Arturo Estrada son los expertos vivos que pasaron la mayor cantidad de tiempo con ella y quienes conocían bien su personalidad. Así que me gustaría resaltar que SI hemos implicado a los más conocidos expertos en el trabajo de Frida en nuestra opinión’, dice Noyola. ‘Ninguno de los estudiosos notan que los antiguos amigos de Frida, los llamados ‘Fridos’, son artistas y no estudiosos de su obra’.
Carlos Phillips Olmedo, director del Museo Frida Kahlo y miembro del comité ejecutivo del trust que supervisa los derechos de autor de la artista, dijo que el trust Diego Rivera – Frida Kahlo no reconoce a la colección Noyola como auténtica. El coautor del catálogo Grimberg, hablando con la prensa el mes pasado, declaró: ‘Llevo alrededor de 40 años observando las obras de Frida y puedo decir que esto es grotesco y vulgar’.
James Oles, un historiador de arte de la Ciudad de México, quien ha realizado un vasto trabajo sobre los archivos sobrevivientes de la obra de Kahlo, dice: ‘Es la calidad formal del dibujo y la escritura que parecen estar completamente mal para mí. El problema de la materia está al lado del punto’. Él dice que los trabajos falsos atribuidos a Kahlo, Siqueiros, Tamayo, Gerszo, Merida y otros artistas latinoamericanos son comunes. ‘Hay más demanda que oferta en el mercado latinoamericano del arte moderno –y el mercado académico también- por lo tanto muchas cosas pasan igual. Algo como esto nunca habría pasado con Picasso’-.
Noyola no descarta la posibilidad de que los trabajos sean falsificaciones. ‘Apuntamos a presentar este material y la información recopilada en nuestra investigación sin hacer ninguna aserción,’ él dice. ‘Después de todo, la autenticidad nunca es certera. Actualmente, podemos decir que creemos que esta colección contiene artículos auténticos que pertenecieron a Frida Kahlo’.
Pero muchos son ultrajados de que los artefactos dudosos están siendo publicados. ‘Esto es una perversión de Frida Kahlo’, dice Oles. ‘Es igual que con 'los diarios de Hitler’ que amenazan con cambiar la historia. Y es pernicioso porque ella era compleja y había todas estas ficciones que circulaban alrededor de ella. Los eruditos tratan de ponerse detrás de todas estas trabas, y un libro como este enturbia las aguas’.