Olvidemos ideologías. Políticas de admisión. La justa distribución de los bienes. Sólo un momento.
El nuevo museo de Fortabat, Amalia, se abre paso entre los yates y veleros de Puerto Madero para invitar a los aficionados, amantes y estudiantes de arte a compartir una de las colecciones privadas de arte más imponentes de los últimos tiempos. Desde los caóticamente coloridos Noé, pasando por un te-quita-el-aliento Turner, y desembocando en relieves egipcios del siglo XII a.C. –sin nombrar a los numerosos Soldi, el Warhol dedicado, y pequeñas riquezas nacionales, entre otros muchos- es un lugar que encierra un patrimonio sin precedentes.
Es visita obligada para personas con sed de variedad de estilos, movimientos, temáticas y técnicas.
Se puede pasar a levitar ante el boceto de Gustav Klimt y el afamado Dalí de Martes a Viernes de 12 a 21 hs. $15 nos cuesta, aunque con nuestra preciada libreta reducimos nuestra tarifa a unos insignificantes $8.
Imperdible. Y al que no le atraigan las artes plásticas en demasía, la estructura que nos legó el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly es una obra de arte dedicada a la cultura contemporánea de la tecnología.
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"El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible". -Paul Klee-