Hay mucho para ver y pensar en "Historias americanas: Pinturas de la vida cotidiana, 1765-1915", en el Museo Metropolitano de Arte. Todos somos curadores en esta muestra que yuxtapone trabajos, y agrupa obras que forman pequeños espectáculos.
Por ejemplo: Mary Cassatt es una de las artistas que se roba el show. Los 4 Cassatts, que dominan el 6º salón de la galería, demuestran la excelencia de la artista para pintar niños.
Estas 4 obras fueron realizadas luego de que Cassatt se instaló en París en 1874, y de que se convirtiera en amiga cercana de Degas. En 3 de las obras se puede ver a la artista tomando notas de él así como de Manet y Renoir, para pintar niñas pequeñas en complejidad, y adultos independientes con una sutileza que pocos de sus contemporáneos, franceses o americanos, pudieron lograr.
En "Madre Joven Cosiendo" (1900), la niña se inclina en el regazo de su madre fijando su mirada en nosotros, espectadores, con misterio y suspicacia. En "Una mujer y una niña conduciendo" (1881), una adulta joven atentamente conduce un carruaje por un parque, que quizás sea Bois de Boulogne. La niña a su lado observa las ruedas, pero su desenfocada mirada sugiere que su mente está en otro lugar.
El tercer Cassatt, "Pequeña niña en un sillón azul", representa a una joven solitaria, nuevamente con la mente perdida, pero posiblemente aburrida, y considerando llevar a cabo alguna travesura.
El cuarto Cassatt aquí es "Señora en la mesa de té", de 1883-85, que muestra a una imperiosa y crecida mujer, elegante sin vanidad, y en estado de alerta. Pareciera ser, como en el resto de las pinturas, que ella creció pensando en ella misma.
En el Metropolitan, es claro que la representación de niños ha sido correctamente identificada como uno de los grandes logros de Cassatt, lo que no es un dato menor.
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"El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible". -Paul Klee-